miércoles, 26 de junio de 2013

El jinete afortunado.

Es un dato a tener en cuenta la desigualdad cultural, y la madurez diferenciada por escalones dentro de una misma generación. Desde que allá en el siglo XX nacieran dos sujetos distintos pero cercanos, una serie de circunstancias los alejó de manera intelectual y los aproximó de manera física. Esas "circunstancias" no fueron cosa del azar, sino provocadas por uno mismo, consecuencia de una irresponsabilidad masiva y un egoísmo extremo. De este modo, mientras los demás jinetes adelantaban a este joven caballero, él miraba impasible como el tiempo transcurría pero se mantenía inmóvil. "Lo hecho, hecho está" y no hay marcha atrás, no se puede reescribir la historia ni enmendar este tipo de errores, seguir tu camino mirando desde abajo no es una opción, sino lo que te queda sin remedio. La envidia, sana ante todo, es solo una de las pocas virtudes que posee nuestro jinete, resultado de la ya nombrada anteriormente "ignorancia", solo su pequeño orgullo y autoestima le han mantenido a flote todos estos años de penitencia. Para que las aguas vuelvan a su cauce han de pasar muchos más años, cuando todo esté equilibrado solo quedará espacio para risas y jocosas anécdotas.
El otro sujeto del que me atrevo a escribir en esta historia, nació en la más completa inocencia, rodeada de escudos y brazos que la protegían del peligro ajeno aún cursando batallas en su interior, siempre dio el 100% en todo, se preocupó de su futuro y nunca pasó hambre. Ahora se encuentra en una cima que muchos la desean y otros muchos la colmaron hace tiempo. El resultado de esto es un presente admirable y digno de cualquier alago a la hora de alabar su trayectoria. Este sujeto no es perfecto, puesto que la perfección solo existe en un dogma vacío de razón.

No cabe duda de que ambos sujetos son distintos, la sociedad ignora si tienen en cuenta sus diferencias y, aunque por fuera se vea de color orquídea, existen tormentas dentro de uno de ellos que aturden su mente cuando piensa en ello. Al fin y al cabo nuestro jinete es un jinete afortunado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario