lunes, 15 de noviembre de 2010

HISTORIA DE UN VERANO CARNAL

Capítulo I: El comienzo de algo guarro. (capítulo pitorro)
Hoy  todavía recuerdo la primera vez que nos conocimos en aquella calurosa noche de verano bajo la  tenue luz de una farola.

Yo iba con mi chaqueta verde de entretiempo y con mis vaqueros azules marinos, tú ibas con tu belleza natural y tu sonrisa angelical. Y de repente, en ese preciso instante chocamos, nuestras miradas se cruzaron creando una atmósfera de romanticismo indescriptible. Tus ojos, esos ojos que aún hoy me acompañan, desde lo más profundo de mi alma.

Y en ese preciso momento quería follarte, meterte toda mi fastuosa verga por tu calenturoso potorro, pero tu no querías incomprensiblemente,  me decías que iba muy deprisa. Noté que para ti la situación se te estaba yendo de las manos; y no querías que acabase en mi grandioso palo del amor.
A partir de ese hecho te pienso  cuatro veces al día y veintiocho por semana, una por cada paja. Me considerarás un cerdo, lo soy. Pero este cerdo tiene algo claro y es que quiere penetrarte hasta la cocina, el cuarto de baño y el salón... etc.

Una pregunta que me reconcome por dentro, es la siguiente , ¿Tu hermana está buena? Y si es así, ¿Está soltera?, espero que esté soltera porque el rabo me arde como mil demonios encendidos cual  Charizard.
Así, espero que me contestes pues estoy muy impaciente por verte.

CONTINUARÁ...

Gonzo & Nieva

No hay comentarios:

Publicar un comentario